domingo, 10 de julio de 2011

Ya que dije que iba a escribir un post con la "comida familiar" y no lo puse porque soy una puta vaga, lo pongo ahora que estoy aburrida en casa.
Resulta que en mi familia somos gente muy guay y hacemos una comida al año. Por el cumpleaños de mi abuelo. Y dicen que una al año no hace daño. Y yo digo que eso es mentira.
Repasemos la situación: Yo había dormido unas escasas 5 horas (4 horas y media si se me permite aclarar), sumadas a las 4 horas de la noche anterior. Para mí, la señora Oscura marmota, es eso poco. Entonces, como mi familia muggle no conoce mi verdadera identidad, fui forzada a ponerme un vestido. Creo que no me he expresado bien. YO. UN. VESTIDO. Creo que lo más cercano que me pondría a un vestido sería una batamanta túnica. Pues sí, un vestido, revelando mis piernas del tamaño de un tronco de árbol anciano, mis tobillos torcidos, mis hombros de camionero, etc. Y entonces yo, repasando mi arsenal de zapatillas varias, me dije 'coño, ¿y yo qué me pongo ahora?'. Y Madre Salvadora salvaje apareció con un par de Sandalias Monas pero Asesinas. Yo, inocente de mí, me las puse, sin pensar en que mi madre es una fiel seguidora y aprendiz de Satanás. Hasta ahí todo una mierda bien.
Ahora es cuando presionáis fast forward y llegamos a la parte cuando aparecimos mis padres y yo en el bar donde habíamos quedado.
Después de una ronda de sonrisas falsas y besos en las mejillas, os presentaré el panorama:
1. Mis padres, más o menos a gusto.
2. Mi abuelo, feliz de haber reunido a la familia.
3. Mi tía la zumbada y mi tío el gracioso.
4. Mi tío el tranquilo y mi tía la controladora con los que no hablaba desde que tenía 2 años.
5. Mi primo el psicópata (10 años)
6. Mi primo al que apenas conozco pero que resultó ser otro psicópata (10 años) y mi prima la silenciosa (creo que 8 años).
7. Yo, cantando Blink-182 mentalmente y deseando llevar vaqueros, Vans y una sudadera cómoda, a punto de soltar que es Lord Voldemort y que no merece este trato mediocre.
Una vez pasada una hora de incómoda estadía en el bar, y de mi descubrimiento de lo difícil que es llegar a la comida cuando todo el mundo al que apenas conoces se ha apoltronado en la barra, no quieres molestar y te debates entre un desmaius o alargar la mano con una sonrisa incómoda para coger una loncha de jamón, pusimos rumbo al restaurante bajo el abrasador sol. Por aquel entonces yo iba descubriendo lo demoníacas que eran esas sandalias, pero me limité a caminar en silencio junto a mi abuelo, que me iba hablando de la muerte (agradable tema de conversación). Llegamos a el tugurio restaurante, y yo tuve el suficiente cuidado y fui lo suficiente precavida como para sentarme a una distancia prudente de mis primos los psicópatas (que se estaban peleando por una Nintendo DS), la distancia de seguridad para que la sangre no llegase a mí en caso de accidente. Una vez pedida la comida por mi tía, a la que a partir de ahora llamaremos la Controladora, empezaron las típicas conversaciones insustanciales sobre las vidas ajenas, aunque afortunadamente nadie se fijó en mí, que estaba haciendo un gran esfuerzo por parecer parte del decorado. De vez en cuando llegaba algún comentario a mis oídos y mi principal pensamiento era 'de acuerdo, lo apuntaré en la lista de cosas que me importan una mierda'. ¿Sabéis ese momento en el que empiezas a pensar que tus primos pequeños son unos psicokillers? Bueno, pues llegué a esa conclusión cuando los vi armados con dos cuchillos peleándose por jugar al Need For Speed. Los tuvieron que separar a gritos, y todos seguimos comiendo, y santas pascuas. Encontré el momento de mi vida cuando les dijeron a mis primos que dejasen la Nintendo DS, por lo que me abalancé sobre ella con un 'YALACOJOYO' y me puse a jugar al Mario Kart. Uno de mis primos psicópatas se abalanzó sobre mi espalda y me arrancó la Nintendo literalmente de las manos, por lo que continué en mi voto de silencio. De esto que la Loca le vio cierto atractivo a mi espalda y se puso a sobármela. Conclusión: Tengo una contractura que te pasas en los hombros por coger malas posturas en el ordenador (introducir cara de Yao Ming aquí). Con lentitud, empecé a soltar el típico  'bueeeeeeeeno', que es mundialmente conocido como 'la forma más suave de comenzar una despedida' (la opción dos era desaparecerme), y parece ser que todos me siguieron la corriente y huimos. Hasta ahí la versión oficial.
La versión extraoficial se extiende hasta el momento en el que las demoníacas sandalias, creadas por la Inquisición, me dejaron los pies hechos un Cristo y fui cojeando por la calle hasta la parada del autobús y volví a casa a amargarme la vida pensando en que no iba a ir al concierto de Paramore, que es mañana hoy.
Y como no tengo nada más que contar y lo más probable es que no os interese mi vida, hasta aquí el post.

L. Voldemort

No hay comentarios:

Publicar un comentario