Os preguntaréis qué hago tocando las narices tan pronto. Os contaré la historia desde el principio.
Resulta que ayer, por segundo día consecutivo, me metí en Pottermore. Y adivinad qué, estaba cerrado. OTRA VEZ. Entonces, como soy Voldemort una tía guay me he puesto hoy el despertador a las 9, porque supuestamente abrían la página a esa hora. Me ha sonado el despertador y me he levantado, acordándome de todos los familiares y amigos de JK Trolling Rowling, he bajado las escaleras cual niña del exorcista (a poco me pongo a hacer el puente mientras bajaba), y me he postrado frente al ordenador con las gafas de empollona puestas, los ojos entrecerrados y una melena digna de Hagrid tras una noche de sexo salvaje y desenfrenado. Entonces, al abrir la página me he encontrado que el registro estaba cerrado. El alivio ha recorrido mi cuerpo serrano al leer que era el del día dos, y que aún no habían abierto. Creo que ese ha sido el justo momento en el que los malos sentimientos me han invadido, me han llegado una oleada de ganas de quemar la casa de esa cruel mujer, degollarla y beberme sus jugos gástricos a palo seco. Otra hora más, y aquí sigo, esperando a que la abran. Vamos, que tendré que estar aquí por los siglos de los siglos amén, hasta el fin de los tiempos, el día del juicio final,  me nacerá una barba sólo comparable a la de Dumbledore, ese hombre que me cae tan jodidamente mal aunque todos le adoráis, y mis hijitos pelirrojos y pecosos Weasley Jones me llevarán al asilo, y aún no me habré registrado en Pottermore.
Supongo que tendré que ir a practicar mi Avada Kedavra por si me encuentro a JK por Londres. Y eso es todo lo que haré hasta que den las 11, cuando vuelva a recargar por millonésima vez la página a ver si la abren.
Si hoy no me registro, rodarán cabezas. Sirius-ly.

L. Voldemort

PD: Oyyy, qué mona mi Lexi DeLonge, que me menciona en una entrada de su blog... You're the voice inzide moi yeaaaaaaaaad!